quinta-feira, 6 de junho de 2013

Dois milhões contra a Monsanto


 

Silvia Ribeiro
Adital
Tradução: ADITAL
Foram dois milhões de pessoas que, em 25 de maio, manifestaram-se em 52 países, em mais de 430 cidades de todo o mundo, contra a Monsanto. Porém, muitos mais acompanharam esse dia e protestam a cada dia, de muitas formas, contra a Monsanto, contra os transgênicos e o roubo corporativo de nossa alimentação.
Por exemplo, a Vía Campesina, que tem mais de 200 milhões de membros e agora preparam sua sexta conferência Internacional, de 6 a 13 de junho, na Indonésia. Cumprem 20 anos e é o maior movimento camponês organizado da história e um pontal de resistência à Monsanto, aos transgênicos e às corporações de agronegócios no planeta.
A Monsanto tem uma longa trajetória como fabricante de venenos, desde 1901. É um exemplo paradigmático de cobiça, controle corporativo e falta de escrúpulos. Entre muitos desastres, legou ao planeta a contaminação com armas químicas, como o Agente Laranja, usado na guerra contra o Vietnam, onde a terceira geração da população pós guerra ainda sofre com as sequelas. Ocultou intencionalmente que seu químico PCB (incluindo askareles) é terrivelmente tóxico, envenenando por mais de 40 anos –e sabendo disso- a água e milhares de famílias no Alabama, onde era fabricado.
Para aumentar seus lucros, criou sementes transgênicas adicta a seus agrotóxicos e comprou empresas de sementes por todo o mundo, para eliminar competição e assegurar dependência. Controla 27% do mercado mundial de sementes de todo tipo (não somente transgênicas) e tem mais de 80% de mercado mundial de sementes transgênicas, um monopólio industrial que não tem precedentes em quase nenhum produto industrial. Somente Bill Gates, com a Microsoft, tem uma porcentagem de mercado tão alta. Porém, diferente dos programas de computador, as sementes são imprescindíveis para a vida: são a chave de todas as redes alimentares.
Por isso e muito mais, 2 milhões nos manifestamos no mundo contra a Monsanto. Somente uma pequena amostra do rechaço global a essa transnacional que se estende a todas as outras empresas de transgênicos (Syngenta, DuPont-Pioneer, Dow, Bayer, Basf).
La agencia Investigative Reporter Denmark reveló que Monsanto decidió abandonar la investigación, desarrollo y experimentos de maíz transgénico en Europa (aunque siguen las plantaciones que existen en España, Portugal y República Checa, menos de uno por ciento del maíz en Europa). Nueve países europeos han prohibido el maíz transgénico. Monsanto se suma a Syngenta, Bayer y Basf, que abandonaron en años anteriores la investigación y experimentación de papa y otros transgénicos en Europa.
Sus declaraciones son significativas: según Brandon Mitchener, ejecutivo de Monsanto en Europa, sólo van a seguir con transgénicos en países "donde tengamos apoyo político” y sistemas regulatorios a su favor. Como México, por ejemplo, donde las protestas contra el maíz transgénico son cada vez más amplias, pero el sistema regulatorio y el gobierno favorecen a Monsanto, contra los intereses de su propia población.
En la misma semana, un informe de la organización estadunidense Food
and Water Watch, basado en más de 900 mensajes de Wikileaks, mostró que Estados Unidos usó cuantiosos recursos públicos para promover a Monsanto y a los transgénicos, a través de sus embajadas, de representantes del ministerio de agricultura (USDA) y de USAID en muchos países. Sus estrategias incluyen desde conferencias "técnicas” de (des)información a periodistas y funcionarios, hasta presiones bilaterales para adoptar legislaciones favorables y abrir mercado a las empresas.
Pese a que Monsanto reporta grandes ganancias, las resistencias globales le significan un enorme gasto, más que económico. Cada día salen nuevas evidencias de daños a la salud y ambiente, de que solamente con engaños, corrupción y falseando datos, con científicos y gobiernos comprados, se pueden defender los transgénicos. Nos imponen los transgénicos con maña y fuerza, pero no han podido ni podrán colonizar nuestras mentes ni corazones a su favor, a la larga el arma más poderosa.
Por eso, aunque hay muchas y diversas resistencias por todo el globo, es importante destacar el papel histórico de La Vía Campesina, que cumple 20 años de lucha y organización, derrumbando mitos y mostrando caminos. Con más de 150 organizaciones campesinas en 70 países en África, Asia, Europa y las Américas, con más de 200 millones de campesinas y campesinos, el mundo nunca ha tenido una organización campesina de tal extensión y entidad. Independientes de partidos políticos e intereses corporativos, La Vía Campesina ha profundizado el análisis y la crítica del sistema agroalimentario, desde la visión y experiencia cotidiana de sus actores fundamentales.
En estas dos décadas, Vía Campesina nos mostró, junto a sus aliados, que las y los campesinos, indígenas, pescadores artesanales, productores familiares, producen más de 70 por ciento de la alimentación en el mundo, con apenas 20 por ciento de la tierra arable; que son las y los que producen y cuidan las semillas y la biodiversidad, las y los que están enfriando al planeta contra el calentamiento global que nos afecta a todos, pese a ser provocado en su mayor parte por el sistema alimentario agroindustrial y sus transnacionales de agronegocios.
El camino no es fácil, la articulación intercultural, intercontinental y la equidad de género han sido grandes desafíos, pero desde las raíces, la Vía Campesina sigue creciendo, dando flores y frutos, abriendo surcos, sembrando resistencias. Contra Monsanto y otras empresas que siembran muerte, globalizando la lucha, globalizando la esperanza.

Nenhum comentário:

Postar um comentário